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Umbral

2016/17

Imágenes de la exposición en dos celdas del subsuelo del Espacio de Arte Contemporáneo. Montevideo, Uruguay. 16 de marzo al 25 de mayo de 2017
Imágenes de la exposición. Sala 1 - Museo Qorikancha. Cusco, Perú.
27  de enero al 5 de marzo de 2017 

Video institucional
Imágenes de la exposición. Museo César López Claro. Santa Fe (Argentina) Junio de 2017. 
Imágenes de la exposición. Fundación Ramseyer Dayer. Esperanza, Santa Fe (Argentina) Febrero de 2016. 

Umbral es un proyecto de muestra integrado por producciones artísticas del proyecto Coronaciones, el cual comienzo a desarrollarlo en el año 2012 hasta la actualidad, inspirada en la historia de mi abuelo paterno, quien era funebrero en el pueblo de Ramona de la provincia de Santa Fe, Argentina; y del recuerdo del depósito de ataúdes de su empresa funeraria, devenido en ruinas, que se convertía en el lugar predilecto de mis juegos de infancia durante las tardes de visita a la casa de mi abuela. El conjunto de videos performance, fotografías y ofrendas que expongo, dan cuenta de las acciones realizadas en cementerios municipales de Argentina y del exterior. Entre ellos están los Cementerios Municipales de Sastre y de Santa Fe [provincia de Santa Fe], el Cementerio San Jerónimo en Córdoba [Córdoba], y el Cementerio Municipal de Oberá [Misiones]; el Cementerio de la Recoleta en Asunción, Paraguay; en el Cementerio Huancaro en Cusco, Perú y el Cementerio Central de Montevideo, Uruguay.

 

Umbral significa “lugar de intersección entre el adentro y el afuera, entre lo sagrado y lo profano, entre la ficción y la realidad” (Richard Schechner)[1]. Y es en ese espacio liminal en donde abordo, desde la acción, la fotografía, el video y el bordado, diferentes manifestaciones colectivas de prácticas rituales ofrendatarias que pertenecen al rito funerario occidental.

No hay nada más doloroso que pensarnos en el olvido

 

Así es como envuelta en un estado de intimidad, acompañada por los sonidos tan particulares de estos espacios necrológicos, acciono gestos poéticos y simbólicos que operan como puente entre un familiar vivo y su muerto. Comienzo con una pequeña peregrinación hasta la lápida o nicho elegido por estar abandonado, sin identificación. Luego, limpio con mi mano desnuda ese espacio “sagrado”, de un orden establecido; para finalmente coronar, es decir ofrendar de forma permanente un objeto textil bordado a mano previamente por mí. De esta forma, irrumpo con el color y la textura de los hilos de algodón, señalo y modifico estas construcciones abandonadas [los olvidados] sin mármoles ni ornamentos suntuosos, que se oponen obstinadamente a la degradación de la memoria, pero que sin embargo poseen signos que dan cuenta del olvido, de un sistema que va degradándose desde su interior hacia las afueras de los paredones que separan las necrópolis de las ciudades de los vivos.

 

[1] Valenzuela Luisa, Juegos en los bordes en Teatro al Sur. Buenos Aires. Revista Latinoamericana. Número 18. 2001.

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