Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y Clusellas
Trazas de un jardín
Jesica Bertolino
Acompañamiento Curatorial: Daniela Arnaudo
Texto de Sala: Daniela Arnaudo
“uno de los placeres que nos ha robado esta civilización técnica nuestra
ha sido la excitación con que se recibía las flores y frutas de estación; el primer narciso, la primera frutilla,
son cosas del pasado, y con ellas también el precioso momento de su aparición…” D. Jarman
Construir un jardín en medio de la desolación o mejor dicho, reconstruirlo: quitar los yuyos con las manos, cambiar el cemento por pasto, contener el desborde del burrito, despejar las sombras para que vuelvan las aves, son gestos que conllevan la tenacidad por la belleza, y el deseo por cubrir aquello que duele.
“Limpiando capas de tiempo en los canteros y senderos del patio fui descubriendo los caminos hechos por el abuelín, y desde allí puedo señalar dónde estaba el jazmín, donde la alverjilla. Esas direcciones dibujadas en el aire, son las líneas invisibles que nos sirven para indicar zonas impregnadas de vivencias, de subjetividades y relatos…” escribe Jesica.
El patio es “ese fragmento de naturaleza ordenada” donde resuenan los juegos, las charlas con mates, al compás del taller donde lxs abuelines tratan de arreglar objetos para darle una última chance. Al lado hay otro espacio de tesoros multicolores, donde la nieta colecciona destellos y nostalgias. “Recurro entonces con mayor y menor acierto a maravillas de librería, cotillón, mercería, ferretería, confiando en que algo de esa materia perlada prolifere con laboriosidad para emular, aunque sea remotamente, el suceder de lo que crece en la tierra” escribe Jesica.
“una polilla rosada titila sobre las paredes” D. Jarman
Para esta coleccionista, ese lugar oculto a la calle fue “donde siempre se sintió a salvo”, pero también su primer acercamiento a la naturaleza, y el germen de descubrimientos curiosos que luego impregnan todos los caminos de su producción. Ella construye este jardín mágico dentro de una de las salas del Museo, lo engalana con “maquetas que pueden ser refugios a salvo de la lluvia y de la intemperie”, y nos invita a detener la mirada en sus obras, a sumergirnos en estas miniaturas, a descubrir los bichitos que se protegen contra las amenazas, y las asperezas ocultas entre los brillos.
Y en medio de una extenuante humedad litoraleña, con pasitos cortos y un rayo de luz por detrás, unas manos de suaves arrugas entregan la flor recién cortada. Rosal maravilla, la estrella de la noche.
La traza nos guía por senderos irregulares para encender las memorias de nuestrxs abuelxs, sentir el canto de zorzales, benteveos y palomas. Para Jesica “una traza no necesariamente es un camino, sino una intención aérea por recorrer y vivenciar, como el vuelo de un pájaro y la aleatoriedad de su canto”.
Al igual que Derek Jarman con su Naturaleza Moderna, Jesica construye sobre un terreno agreste y pone en marcha gestos esperanzadores frente a un mundo que se desmorona. Habla a través de su naturaleza autobiográfica y ficcional.
Pero ojo! las alimañas se esconden ¿las ven?
Daniela Arnaudo
Mayo de 2022
Santa Fe, Argentina
***