Daniela Arnaudo

EL CIELO NO MIGRA

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Sobre la obra de Wiki Pirela por Daniela Arnaudo

Afrontar la decisión de dejar el lugar donde nacimos para asentarnos en otro territorio, no es fácil, mucho menos si ese lugar al cual nos dirigimos es otro país, otra cultura aunque hablemos el mismo idioma. Cada km que transitamos alejándonos de la casa natal, es ajeno. Wiki caminó mucho, dejó su Venezuela para buscar un lugar en Chile. Migrar, inmigrar, sentir en la piel y en las miradas la extranjeridad.

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“¿Cuál es tu (verdadera) casa?” suelta wiki en las calles de Santiago, sin pretensiones de conseguir las respuestas. Me atrevo a decir que la impulsa un fuerte deseo por alojarlas en las mentes de los transeúntes, y así dar permanencia a un mantra que gota a gota inunde los pensares. “¿Cuál es tu (verdadera) piel?” pregunta también. ¿Qué es lo verdadero? ¿es todo un sueño? me cuestiono al mirar el extenso tejido que cubre todo mi cuerpo, mientras estudio la cromaticidad de la piel y en un ínterin aparece la carga política, social y emocional contenida en el color. Si trepamos en cada árbol genealógico de cada persona, estoy convencida que en algún punto las ramas se cruzan para unirse hasta el infinito (“y más allá”). Soy un poco fan de las historias de las familias, mi abuelo Tito le dedicó mucho tiempo a estudiar a nuestros antepasados para armar el árbol genealógico, que en mi caso se inicia con inmigrantes italianos europeos huyendo de la guerra y la pobreza para cultivar las tierras fértiles de un litoral ahora tristemente arrasado por los agroquímicos, el monocultivo y la sobreproducción. Me pregunto entonces cuál es la historia de Wiki, cómo eran sus ancestras, a qué se dedicaban, qué forma tendrá su árbol…

La historia de las familias, nuestra biografía en particular, son el semillero de producciones visuales. Y escribo en plural porque es este punto lo que nos une. Los símbolos de la nostalgia. Puntadas que intentan no olvidar un pasado, una historia sin fin.

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Una noche durante el sueño, a Wiki se le aparece un Dragón, y ella lo corporizó con telas de colores, texturas y bordados.  A diferencia de Falkor que te invitaba a volar y descubrir mundos imaginarios, su Dragón la cubre, la protege para caminar por este mundo, acompañándola en ese deseo enorme de habitar el espacio que es de todas y de todos, el espacio público. Pero su dragón tiene un secreto, es una máquina de coser, un tanto extraña, móvil. Es juego y es oficio, de aquellos que se practican murallas adentro, en hogares calentitos o en interiores clandestinos. ¿Qué busca cuando sale por las calles de Santiago? ¿Qué desea encontrar? Pienso… serán las horas perdidas en un trabajo no deseado, o el intento por escuchar nuevamente ese sonido pedal del persistente golpe de la aguja con la tela…

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Estemos donde estemos siempre podremos mirar hacia arriba, hacia ese manto de astros, para sentirnos en casa.